Es una gigantesca gruta de piedra caliza que alberga en su interior una importante colonia de aves, conocidas como guacharos o santanas, muy similares a las lechuzas. En este Lugar, Tingo María, ofrece al visitante el llamado turismo ecológico y científico. El Parque Nacional de Tingo María, donde se halla la montaña Bella Durmiente, ofrece exóticos paisajes y una abundante flora y fauna. Fue creado en 1965 con la Ley N° 15574 y ocupa una extensión de 18,000 hectáreas.
El mayor actractivo del Parque es la Cueva de las Lechuzas, un misterioso lugar que es hábitat de extrañas aves nocturnas llamadas guácharos, que los lugareños denominan como “lechuzas”. Al atardecer los guácharos, que llegan a medir hasta 50 cm, salen de la cueva en búsqueda de frutos y semillas que son su alimentos. La palmera de pijuayo y el yutubanco constituyen su dieta favorita.
Para llegar se toma el camino que lleva al poblado del Monzón, y después de cruzar el puente Córpac se coge un desvío y en 20 minutos estamos frente al ingreso.
Los lugareños cuentan que en otras épocas esos caminos eran intransitables por la peligrosidad de encontrarse con un terrorista. Hoy eso no existe, pero si hay algo que daña el Parque actualmente son los traficantes de especies y explotadores de los recursos naturales.
"La Alcantarilla" desvía las agua que vienen de Santa Rosa de Quesada y se ha convertido en el lugar favorito de chicos y grandes.
El Parque está al cuidado del Instituto de Recursos Naturales, Inrena, y el ingreso a la Cueva de las Lechuzas es administrado por esta institución.
Según las normas de esta institución, si un periodista quiere hacer un reportaje sobre el Parque debe solicitar un permiso.
Es difícil resistirse a admirar la belleza de estas coloridas aves que existen en el lugar. Nuestros ojos brillaron cuando una mariposa de mediano tamaño y de color azul encendido se posó en medio del camino a la cueva. Frente a mis ojos apareció una bella mariposa que sólo había visto disecada en cuadros decorativos.
El taperivá es una de las frutas exóticas que abundan en la zona Los tingaleses la llaman Helena y dicen que en el Parque hay más variedades de estos insectos.
Según estudios de la Universidad Nacional Agraria de la Selva existen 104 especies de animales, entre los que destaca una población de las aves Steatornis caripensis Humboldt, las mal llamadas lechuzas, y conocida por los lugareños como guácharos. Además coexisten 144 especies vegetales -como las apreciadas orquídeas-. Nos internamos en una gigantesca cueva, poblada de estalactitas y estalagmitas con increíbles formas. Un misterioso río subterráneo, del cual se desconoce su origen, la atraviesa. En seguida nos vienen a la mente las historias de manantiales y lagunas encantadas habitadas por míticos personajes.
El ensordecedor bullicio de los loros, guácharos, murciélagos nos detiene. Encendemos nuestras linternas y un submundo lleno de energía y vida aparece frente a nuestra vista.
Los techos que alcanzan hasta los diez metros son refugio de estos seres voladores. Los murciélagos que aparecen colgados en los techos y paredes de la cueva son de dos tonos: negro y beige.
Cuando bajamos la mirada para ver donde pisamos, descubrimos una alfrombra movediza conformada por insectos, escarabajos, cucarachas, arañas y grillos. Otros seres imaginarios también habitan la cueva, son las formaciones caprichosas de las estalactitas y estalagmitas. Sólo hay que dejar volar la imaginación y encontraremos en el interior a Cristo, María, a un caballito, un hombre inmóvil en actitud pensante, un elefante y hasta una cortina de piedra.
La Cueva de las Lechuzas es accesible hasta la denominada Cuarta Sala, para avanzar más allá se necesita de implementos adecuados. Hay quienes dicen que en los años ‘70 un grupo de excursionistas extranjeros se perdió en su interior.
El circuito de la Cueva de las Pavas incluye un balneario de aguas tibias y transparentes.
Tacacho en el Palafito
Después de esta jornada nada mejor para refrescar nuestra mente con un jugo de cocona y para reponer energías un suculento plato de tacacho con cecina o picuro (un roedor parecido a un cuy que en otras zonas es llamado majás). El lugar escogido por nuestros anfitriones fue El Palafito de Rómel López, el personaje más divertido e imaginativo que tiene Tingo María. El punto de encuentro está enclavado en la entrada del balneario turístico de la Cueva de las Pavas, a 8 kms de la ciudad.
Este nombre se origina en épocas pasadas, cuando habitaban en esa zona la apreciada pava aliblanca, hoy en peligro de extinción. Sólo algunos ejemplares viven en cautiverio en la zona norteña del país gracias a un proyecto de conservación. Rómel dice que las pavas desaparecieron por la caza indiscriminada de los pobladores y por el creciente poblamiento del lugar. La cueva de Las Pavas es el lugar ideal de los tingaleses y visitantes para bañarse en su playas. Cerca de una de ellas, en una sugerente formación rocosa, se dice que vive la Diosa del Amor.
Este negocio de Rómel, que también ofrece servicios de guiado y tours, permite volar la imaginación con sus tragos exóticos y sus piezas de piedra y madera que asemejan sugerentes figuras y animales. Encontramos aquí al Tingalés más grande del Mundo, a ET, fósiles de animales marinos y rústicos materiales de caza. Todos ellos encontrados en sus largas caminatas por los alrededores de Tingo María y la Cueva de las Pavas.
También fue un hallazgo encontrar al tallador Jaime Maldonado, quien nos mostró bellas artesanías en madera de aliso con figuras de búhos, cristos, pavas, etc. Tingo María también ofrece atractivos centros naturales de esparcimiento para la familia, como la piscina natural de Agua Salada (un sol la entrada) y La Alcantarilla, donde chicos y grandes se lanzan en increíbles clavados. Allí también es posible visitar un minizoológico y apreciar los animales típicos de Tingo María.Como ven, esta ciudad sí se las trae y como dice el comercial: usted tiene 67 razones para visitarla.
Las 18 mil hectáreas del Parque Nacional de Tingo María son regadas por las aguas de los ríos Monzón y Huallaga
Transporte
Vía terrestre se llega a Tingo desde Lima en 11 horas.
Trans Rey: Cuenta con servicio bus cama (40 soles).
León de Huánuco: 35 soles.
Transmar: 35 soles.
En carro propio se toma la Carretera Central y en 9 horas se está en esta ciudad.
Vía aérea:
Star Up a $65.
Otra forma de viajar es vía Huánuco, desde ahí parten del terminal Santa Elena buses y colectivos que salen cada dos horas a partir de las 7 de la mañana. Los buses de la empresa Etnasa cobran 7 soles y llegan en tres horas, mientras los colectivos lo hacen en dos horas por 12 soles.
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